Las plataformas de streaming han sido un medio importante de difusión e interacción entre fans de los videojuegos, pero no están exentas de problemas y, después de explotar como fenómeno de consumo masivo, comienzan a presentarse casos interesantes que definirán los límites legales y lo que los anfitriones podrán o no transmitir. Según un reporte de Polygon, James Varga ha emprendido acción legal contra Twitch después de pasar más de 600 días banneado.
En julio de 2016, el streamer James “Phantoml0rd” Varga, fue señalado como miembro de una red de apuestas ilegales que lucraba con los skins de armas de Counter-Strike: Global Offensive. Esta red operaba mediante el sitio CSGO Shuffle y, luego de que se hiciera público el escándalo, Varga fue banneado por Twitch de manera definitiva. Un año después del banneo, el streamer reapareció en YouTube y mencionó que emprendería acción legal en contra de Twitch pues jamás se le informó la razón por la que había sido expulsado de la plataforma de streaming, ni se le notificó la razón o razones por las que su canal había sido cancelado. Bajo ese contexto, Varga cumplió con su anuncio y el 14 de febrero pasado se presentó en la Corte Superior de San Francisco, California, para llenar el formato de demanda en contra de Twitch.
Según el reporte de Polygon, Varga refiere que Twitch rompió el contrato que había celebrado con él en el momento en que fue suspendido y canal cancelado sin darle una explicación. El streamer argumenta que el contrato que celebró con Twitch en 2015 incluía una clausula en la que quedaba claro que si la plataforma quería romper la relación legal con el streamer debía informar los motivos previamente. Al mismo tiempo, el documento de demanda menciona que representantes de Twitch autorizaron a Varga la transmisión de contenido relacionado con las apuestas de CS:GO, material que después fue usado como justificación para bannearlo.
Finalmente, la demanda del streamer asegura que Twitch no solo no ha sido capaz de definir la violación que cometió y también refiere que, en enero del año pasado, la plataforma informó a Varga que su suspensión se había generado por tener bots como suscriptores, algo que no se ha podido demostrar.
De esta manera, el conflicto legal que enfrentará a James Varga y Twitch servirá para exponer los límites de los streamers y las plataformas de difusión, dándole forma a estas nuevas formas de consumo de contenido.
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