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Andrew House declaró a mediados de julio que un número importante de compradores de PlayStation 4 son consumidores que recién se incorporan al ecosistema de Sony. Sus palabras admiten 2 conclusiones: la consola exitosamente convierte usuarios de otras compañías a su marca y, la más relevante para este review, muchos de esos consumidores se perdieron la librería de exclusivas del PlayStation 3. Por lo anterior, la decisión de reeditar los juegos más relevantes de la generación anterior no es descabellada. Pensemos por un momento en las versiones HD de los clásicos de la era del PlayStation 2 que pudimos disfrutar, a veces con ciertas reservas de calidad, en nuestros sistemas de alta definición: el movimiento mantiene actualizados a los compradores nuevos y conserva vigentes las franquicias entre los largos ciclos de desarrollo contemporáneo.
Motivos económicos aparte, la reedición de una obra en medios como la literatura o el cine supone casi siempre mejoras marginales al producto original: correcciones menores o añadidos secundarios a un texto, un audio y resolución mejorados en el caso de las películas, etcétera. En buena medida, el objetivo no es reinventar la obra, sino actualizar su formato y pulir sus aristas. Si, por ejemplo, reeditáramos una película clásica, intentaríamos preservar sus virtudes, y no desfigurarlas añadiendo efectos modernos que desentonen con los empleados en la época. El trabajo de Naughty Dog en The Last of Us: Remastered coincide con esta lógica.
El núcleo del juego no ha perdido vigencia; si no leyeron nuestra reseña de la versión de PlayStation 3, sería una buena idea detenerse, leerla y regresar a este texto. En ese entonces elogiamos cómo las mecánicas de juego producían dinámicas que embonaban entre sí perfectamente. Sobre ese preciso sistema, hablamos de la capacidad de Naughty Dog para construir un mundo verosímil y lleno de detalle gracias a un diseño de sonido magistral y una dirección de arte coherente. El guión y la caracterización de los personajes, así como la trama producen, en conjunto con lo anterior, una belleza que genera desasosiego. Lejos de la sangre y la violencia, The Last of Us se estableció como una de las experiencias fundamentales de la generación pasada de consolas por su madurez en diseño de juego, trama y presentación.
A poco más de un año del lanzamiento de esta aciaga joya de Naughty Dog, recibimos The Last of Us: Remastered, una reedición para el PlayStation 4 pensada en el público que no disfrutó el título en su momento y en los fans empedernidos del minucioso universo postapocalíptico que lo comprarían aunque fuera lanzado en Virtual Boy. Quiero dejarlo muy claro: si no han jugado The Last of Us y tienen un PlayStation 4 o planean adquirir uno, deberían disfrutar esta versión. Si, por el contrario, lo jugaron en PlayStation 3, éste texto tiene como objetivo ayudarlos a formarse un juicio respecto a si vale la pena adquirir esta nueva versión. Para tal efecto, analizaré una por una las características añadidas en la reedición.
Lo primero que notarán son los 60 fps que se mantienen prácticamente constantes. El cambio es sustancial; por desgracia, es difícil apreciarlo en video. De mi tiempo con el juego (aquí pueden ver el maratón que hicimos en las dificultades Grounded y Survivor), puedo constatar que es un factor positivo; la diferencia es tan radical, que regresar a los 30 fps se siente como jugar en cámara lenta. Remastered incluye una opción para bloquear los fps en 30, con el supuesto de mejorar algunos detalles gráficos; sin embargo, no recomiendo sacrificar el desempeño del título por una mejora estética tan marginal como contornos más definidos en las siluetas de las sombras.
Las mayores capacidades de procesamiento del PlayStation 4 permiten otras bondades en el apartado gráfico además de los 60 fps, como mejores iluminación y sombras, personajes más detallados, mayor trazado de visión y, en general, características que son bienvenidas si tomamos en cuenta que se trata de una reedición (y no un remake) de una entrega de la generación pasada. Aquí y allá notarán que, si bien su textura tiene mayor resolución, los modelos fueron creados para la generación anterior. A la par, también se sorprenderán con pequeños detalles que fueron añadidos, como que la sangre y las lágrimas en los rostros de los personajes ahora lucen prácticamente reales. Otros apartados técnicos, como la inteligencia artificial de los aliados, desgraciadamente permanecen sin cambios. Claramente se trata de una reedición superficial, en el sentido de mejorar aspectos que no alteren las mecánicas y dinámicas. En este sentido, Naughty Dog tomó hasta cierto punto la acertada decisión de mantener intacto el núcleo, así como una buena reedición de una película respeta la visión original del autor.
Para quienes hayan terminado The Last of Us y busquen un reto mayor, la reedición incluye la dificultad Grounded, que, si bien fue añadida recientemente por medio de un contenido descargable a la versión de PlayStation 3, en Remastered está disponible desde el principio. Esto quiere decir que podrán empezar un nuevo archivo en el brutal modo sin ningún obstáculo como tener que desbloquearlo primero. Imagino Grounded como la experiencia verdadera que los desarrolladores buscan transmitir con el título y no como una mera complacencia para los obsesionados con la dificultad. Aquí escasean las balas, los enemigos son más sensibles al ruido y a tus movimientos, no hay ayudas ni interfaz y, por si fuera poco, recibirán muchísimo daño por el menor rasguño. La experiencia cambia sustancialmente cuando juegan en este nivel de dificultad: es necesario medir cada movimiento, memorizar los mapas para desarrollar la mejor estrategia posible, ser cauteloso, hábil e inteligente para gastar los recursos. La disminución en cualquier parámetro implica la muerte incluso a largo plazo, pues desperdiciar balas en enemigos que no lo ameritan puede colocarlos en situaciones imposibles de resolver. Esto me ocurrió durante mi partida, pues me quedé sin herramientas para enfrentar a uno de los resistentes adversarios que arrojan sacos de esporas.
El DualShock 4 también fue aprovechado para algunas funciones. Si bien la implementación no es revolucionaria, al menos no es intrusiva. Por ejemplo, presionar el panel táctil del control activa el menú de la mochila de Joel, la luz del control indica el estado de salud del personaje, la bocina emite sonidos como los efectos de la linterna que recargas al agitar el control y, por último, si son de los testarudos que aún disparan usando L1 y R1, tendrán la opción para modificar la configuración de botones (aunque, si somos sinceros, el control del PlayStation 4 fue diseñado para disparar con L2 y R2).
En cuanto al multijugador y DLC, los desarrolladores ajustaron algunos elementos. Para empezar, Remastered incluye todos los contenidos descargables lanzados el año pasado (con todo y Left Behind). Eso quiere decir que la piscina de jugadores en el multijugador es igualitaria: todos tienen los escenarios para jugar disponibles, lo que agiliza el proceso de matchmaking. Además, los nuevos participantes comenzarán con 9 puntos para mejorar sus personajes, en comparación con los 8 de la versión de PlayStation 3. En cuanto a los trofeos, si bien no hay nuevos, todos los del DLC y el juego original están incluidos por defecto en la edición de PlayStation 4. Además, el contenido descargable de la versión original tiene Cross-Buy, lo que significa que todo lo que adquirieron antes armas, ítems para la cabeza, habilidades de sobrevivencia será trasladado automáticamente al multijugador de Remastered. Pero esto no implica que el progreso de personaje también, pues Naughty Dog decidió reiniciar el avance para que todos los jugadores estén en igualdad de condiciones.
Si eres miembro activo del multijugador de The Last of Us, Remastered podría ser de tu interés en un futuro, ya que los desarrolladores expresaron recientemente que quieren desarrollar DLC. Si bien no fueron claros respecto a si los lanzarían en el PlayStation 3, podemos asumir con toda seguridad que sí llegarán a la versión de PlayStation 4.
Una de las adiciones más destacadas a la reedición es el Photo Mode, una modalidad que puede ser activada desde el menú de opciones y también al presionar el stick izquierdo. Aquí podrán cambiar el ángulo de la cámara, añadir sensación de profundidad a las fotografías, un marco, modificar el brillo y hasta aplicar filtros semejantes a los de aplicaciones como Instagram. Al finalizar, simplemente deben ocultar la interfaz de este modo y capturar la imagen con el botón de Share del PlayStation 4. Si les gusta la fotografía o simplemente la dirección de arte del título, seguramente pasarán un buen rato buscando las mejores tomas y compartiendo sus creaciones. Sin duda es un buen añadido, aunque no aporte a la experiencia de juego.
Para rematar el paquete, Naughty Dog añadió comentarios de personajes importantes para el desarrollo del juego: Neil Druckman, director y escritor; Troy Baker, voz de Joel; y, por último, Ashley Johnson, voz de Ellie. Esta opción sólo está disponible en las escenas pregrabadas desde el menú de extras y no podrán obtenerla en ninguna otra edición o medio.
Alterar la calificación del año anterior sería incongruente: los elementos que vuelven estupendo a The Last of Us están aquí en todo su esplendor. La reedición los ha respetado e incluso ensalzado con sus 60 fps y una resolución nativa de 1080p. Si bien aquí y allá hay pistas que delatan que es un juego originalmente planeado para PlayStation 3, éstas son de carácter estético. La brillante concepción de un mundo destruido con detalles como el nivel en un edificio para denotar el desbalance en que está sumida la realidad, siguen ahí. El magnífico diseño de niveles está ahí. La trama y sus personajes entrañables permanecen. Todo lo que hace este un título de 10 no se perdió; sería incongruente calificarlo con menos. La crítica no se devalúa.
A final de cuentas, estratagema o no para parchar una línea de software escasa, The Last of Us: Remastered es una nueva versión de uno de los mejores títulos de la generación anterior y debemos juzgarlo por eso y no por si algunos jugadores ya lo terminaron en otra consola. Al respecto, recuerdo que al recorrer su desolación vi aquí y allá banderas estadounidenses ondeando en un despreocupado relente: habrá personas, como yo, que comprarán una segunda vez este magnífico juego; después de todo, es más fácil imaginar el fin del mundo que el del capitalismo, pensé.
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