Review

Assassin's Creed Chronicles: Russia

Una revolución frustrada
LEVELUP 6.5 Malo

PROS:

Atractiva dirección de arte

Poder controlar a 2 personajes diferentes refresca el concepto

Argumento entretenido

CONS:

Los tiempos de respuesta complican la jugabilidad

Mecánicas rígidas, repetitivas y frustrantes

Tercera y última entrega de la subsaga Assassin's Creed Chronicles, Russia también es un side-scroller 2.5D con mucho sigilo, pero como indica su nombre, el contexto es el histórico derrocamiento del régimen zarista. Moría por ver este evento en la serie principal, pero terminé recibiéndolo en forma de spin-off.

"Frustrante". Ése es el adjetivo con el cual voy a recordar Assassin's Creed Chronicles: Russia. No divertido; no adictivo; no visualmente seductor, sino frustrante. Y es que Assassin's Creed Chronicles: Russia es un juego de milímetros, de décimas de segundo y, consecuentemente, de repetición, muchísima repetición.

Adoptas el rol de Nikolai Orelov, asesino y protagonista de la historieta Assassin's Creed: The Fall, quien está a punto de escapar con su familia cuando de pronto se topa con una situación incómoda que lo lleva a cuestionar sus principios... su credo. Assassin's Creed Chornicles: Russia representa la consolidación argumental de las 3 partes que conforman la serie, de modo que existen sutiles referencias a lo acontecido en China y, de hecho, Shao Jun juega un rol pivote en la narrativa. Además, buena parte de la sustancia argumental existe también en forma de pergaminos que encontrarás en el menú si te interesa conocer a fondo los antecedentes y el contexto de esta entrega. No estoy seguro de que relegar trechos tan amplios de la trama a los menús sea la más elegante forma de entregarlos a los fans, pero el hecho es que ahí están, por si los necesitas.

Assassin's Creed Chornicles: Russia representa la consolidación argumental de las 3 partes que conforman la serie

Dicho lo último, encontré la narrativa más sustanciosa e interesante que la de Assassin's Creed Chronicles: India, cuyo matiz romántico me aburrió de principio a fin. Sin afán de spoilear, aquí existen conflictos un poco más interesantes e, incluso, es posible controlar a más de un personaje, lo cual adereza una fórmula que se ha mantenido muy plana a lo largo de su desarrollo. En tu camino, encontrarás referencias clásicas de la época como el evento de Tunguska, así como íconos de la talla de Tesla o Trotsky, aunque el desenlace no es nada del otro mundo y si vienes jugando cada entrega a la espera de algo revolucionario para la historia de Assassin's Creed, dudo que lo encuentres.

Si probaste las entregas previas de Chronicles, sabes más o menos a lo que te atienes en términos de mecánicas, pero si no, te explico. A diferencia de su contraparte AAA, Russia adopta una perspectiva lateral donde la encomienda es llegar de un lado de la pantalla al otro sorteando, de paso, toda clase de obstáculos, la mayoría de los cuales son soldados con diversos patrones de vigilancia y visión, claramente representados con elementos gráficos como círculos o conos. La idea es aprovechar los planos de pantalla para ocultarse y pasar desapercibido o, si la situación así lo requiere, despachar a los enemigos en la manera más discreta posible. Cuando completas el nivel, viene un corto cinemático y un resumen de tu desempeño que se traduce en puntos y mejoras de habilidades.

La dirección de arte es buena
La dirección de arte es buena

El problema es que es un título rígido y repetitivo que te obliga a hacer las cosas de una manera y solamente de una manera, y aunque cuenta con sistemas de combate, castiga todo aquello que no sea sigilo ―algunas veces con menor puntaje y muchas otras, devolviéndote al punto de carga previo más inmediato―, con escasas excepciones. Si te consideras un amante del gaming old-school, donde todo era sufrir, entonces Assassin's Creed Chronicles: Russia quizá te resulte atractivo, pero si gustas más de la diversión que del masoquismo, entonces probablemente te irrite.

Una atenuante sería que el juego progresara de modo natural, de menor a mayor dificultad, pero prácticamente después del primer nivel —donde se explican las mecánicas básicas— ya estás ante escenarios con múltiples enemigos, algunos de ellos inmunes al ataque por la espalda y al humo, apoyados por reflectores y zonas electrificadas que ponen trabas a todas tus ideas. En otras palabras, existen molestos repuntes de dificultad que te tienen viendo la pantalla de carga más que el juego mismo. Esto quizás obedezca al hecho de que se trata del tercer episodio en la saga, pero no por ello deja de ser incómodo.

Existen molestos repuntes de dificultad

A veces, Assassin's Creed Chronicles: Russia permite resolver las cosas vía combate —aunque como dije, ello pase factura al puntaje final—, pero muy a menudo, ser detectado supone recargar, así que si no aprendes los patrones a la perfección o calculas los tiempos de respuesta como gimnasta, tendrás que reintentar. Y entonces, rápidamente estarás ante una situación en la que un milímetro o una fracción de segundo serán la diferencia entre continuar o fracasar.

Como insinué líneas arriba, los tiempos de respuesta de los personajes son imperfectos, problema que la subsaga arrastra desde entregas previas y abona a la sensación de frustración que Chronicles: Russia puede generar. Por ejemplo, si oprimes el botón de salto una décima de segundo antes o una décima de segundo después, al estar subiendo una escalera o trepando, el personaje no responderá, lo cual terminará con tus aspiraciones de alcanzar ese tren, camión o marca de tiempo necesarios para seguir adelante. Hará falta recargar. A eso añade lo caprichudo del stick como método de control para un juego bidimensional y la saturación de los niveles, y tendrás una experiencia de juego irritante, más que disfrutable.

En AC Chronicles Russia puedes controlar a 2 personajes
En AC Chronicles Russia puedes controlar a 2 personajes

Cada enemigo tiene su perfil, así como patrones de conducta y, como señalé en AC Chronicles: India, la idea es que el combate sea inteligente, pero en la práctica, permanece como un ejercicio de button-mashing, bloqueando y contragolpeando, disparando cuando se puede y... adivinaste: recargando en el resto de los escenarios. ¡Ah, pero mucho cuidado! Porque hay instancias donde usar tu arma hace estallar las cosas y entonces hay que recargar. La ventana de acción para ejecutar a un enemigo desde una cornisa es breve y si no la aprovechas, habrá problemas o tal vez... sólo tal vez... haya que recargar también. Y justo cuando pienses que quizá puedes tomar una ruta alterna, encontrarás que, ocultos en las sombras, hay enemigos especiales que bloquearán tu camino. Vaya, para toda alternativa de acción, Assassin's Creed Chronicles: Russia tiene preparado un obstáculo que requiere memorización y precisión atómica cronometrada.

Para compensar un poco, existen segmentos donde empleas el rifle de francotirador de Orelov para proteger a otro personaje, así como las típicas instancias contra reloj que, si corres con suerte, serán suficientemente indulgentes como para que las disfrutes. Por otro lado, si estás en un mal día, entonces tal vez tengas que ganar cada décima de tiempo al cronómetro, saltando lo más posible y cayendo en el lugar exacto en el momento preciso para entonces trepar por el lado correcto de la escalera, etcétera, etcétera, etcétera. Y si uno de esos pasos falla: a recargar.

Además del rifle Mosin-Nagant que portas y cambia un poco las mecánicas de juego, está también el cabestrante mecánico, el cual sirve para trepar o jalar al protagonista, pero también genera una carga eléctrica capaz de fundir transformadores, sobrecargar generadores, cegar y electrocutar enemigos. Encima, uno de los personajes posee la habilidad de matar guardias desde ventilas y desaparecer cuerpos, y la carrera Helix te dejará cambiar de escondite sin que te vean, aunque ello drena un medidor que es preciso recargar con orbes luminosos regados por los niveles. Como dije antes, tener 2 personajes es un buen detalle, así como los segmentos en paralelo, donde usar el rifle permite a Orelov proteger a su aliado.

No, no es tu cable HDMI, es un filtro que tiene el juego
No, no es tu cable HDMI, es un filtro que tiene el juego

La dirección de arte —que era algo de lo que más llamaba la atención—, no decepciona. El contraste entre grises y rojos establece una atmósfera de lucha y crudeza que encuentro muy ad-hoc con la época, mientras que la iconografía y las fuentes con estilo cirílico rematan con un aspecto que calificaría como bueno. La única molestia es un filtro granulado que quizá te haga pensar que algo está mal con tu cable HDMI, aunque no arruina la experiencia visual por completo.

En contraste, esperaba más de la música; después de todo, asociaba la época con esos majestuosos coros zaristas que de inmediato imprimen un aire épico y que aquí estuvieron ausentes. En pocas palabras, la musicalización es ambiental y fin del tema. Las actuaciones de voz de nueva cuenta tienen ese tono acartonado que encuentro un poco irritante, aunque quizá menos que en India.

Una experiencia repetitiva y más frustrante que divertida

Assassin's Creed Chronicles: Russia es un juego que dura entre 4 y 6 horas, tiene un precio adecuado para su contenido y buenas ideas, pero castiga demasiado al jugador, lo que lo convierte en una experiencia repetitiva y más frustrante que divertida. Si te gusta esta clase de maltrato, adelante, pero si no, mejor ve la película, espera a que la saga principal regrese de la pausa o busca alternativas menos rígidas de plataforma.

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